jueves, 9 de agosto de 2007

El Sacerdote que encontró a Cristo

Nací en Valencia, Italia, en 1917. Recibí la ordenación al sacerdocio en el 1939.
El cardenal R. Rossi, mi superior, me envió a América como pastor de la Iglesia La Santísima Madre Cabrini en Chicago.

Un domingo de febrero, 1944, sintonicé un programa religioso, y mi creencia fue sacudida por un texto que oí: ''Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo''. Todavía no estaba convertido, pero mi mente estaba llena de dudas tocante a la religión romana. Comencé a preocuparme más por las enseñanzas de la Biblia que por los dogmas y bulas del papa.

Personas me pagaban de 5 a 30 dólares por 20 minutos de misa. Prometía librarles las almas de sus familiares del fuego del Purgatorio. Cada vez que veía el crucifijo sobre el altar, me parecía que Cristo me reprendía, diciéndome: ''Tú estás robando dinero de gente pobre con falsas promesas. Tú enseñas doctrinas en contra de mis enseñanzas''.

Las almas de los que creen no van a un lugar de tormento, porque yo he dicho: Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor. Si dice el Espíritu que descansarán de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen'' ( Apoc. 14:13). Risto no necesita repeticiones del sacrificio de la Cruz, porque su sacrificio fue completo. Su obra de salvación fue perfecta y Dios la sancionó levantándole de entre los muertos. '' Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre los santificados'' (Hechos 10:14).
Si vosotros los sacerdotes y el papa tenéis poder de libertar las almas del purgatorios con misas e indulgencias, Por qué esperáis hasta recibir una ofrenda? Si veis un perro quemándose en el fuego, no esperáis hasta que el dueño os traiga $5.00 para sacar el perro de allí''.

Ahora no podía enfrentarme con el Cristo en el altar. Cuando yo predicaba que el papa es el vicario de Cristo, el sucedor de Pedro, la infalible roca sobre la cual Cristo edificó su Iglesia, una voz parecía responderme y decirme: ''Tú viste al papa en Roma; su enorme y riquísimo palacio, sus guardias, los hombres besándole el pie. Crees en verdad que él me representa? Yo vine a servir a la gente, yo lavé los pies de los hombres, no tuve dónde reclinar mi cabeza. Mírame en la cruz. Rees en verdad que Dios ha edificado su iglesia sobre un hombre, cuando la Biblia claramente dice que el vicario de Cristo sobre la tierra es el Espíritu Santo, y no un hombre? (Juan 14:26). Y esa roca fue Cristo. Sólo la iglesia romana está edificada sobre un hombre, entonces no es Mi iglesia''.

Yo predicaba que necesitábamos la tradición y los dogmas de la Iglesia para comprender las Escrituras. Pero una voz dentro de mí me decía: ''Tú predicas contra las enseñanzas de la Biblia.
Tú predicas necedades. Si los cristianos necesitan un papa para comprender las Escrituras, qué necesitan para comprender al papa?''. Creer en las Escrituras es lo necesario para la salvación personal. '' Estas empero son escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre' (Juan 20:31).

Enseñaba que fueran a María, a los santos, en lugar de ir directamente a Cristo. Pero una voz dentro de mí me preguntaba: '' Quién sobre la cruz te salvó? Quién pagó tus deudas derramando su sangre: María, los santos, o Yo, Jesús? Tú y muchos otros sacerdotes, no creéis en los escapularios, novenas, rosarios, estatuas, velas, pero los tienen en las iglesias y dicen que la gente necesita cosas simples para que le recuerden a Dios en verdad. Los tenéis en vuestras iglesias porque son una buena fuente de dinero''.

Mis dudas me atormentaban dentro del confesionario. La gente se me hincaba, confesándome sus pecados. Y yo, con una señal de la cruz, les decía que tenía el poder para perdonarles sus pecados. Yo, un pecador, un hombre, me tomaba el lugar de Dios, el derecho de Dios, y esa voz terrible me penetraba y me decía: '' Tú estás robando a Dios su gloria. Si los pecadores quieren obtener perdón de sus pecados, tienen que ir a Dios y no a ti. Es la ley de Dios lo que han violado. A Dios, pues, deben hacer su confesión; a Dios deben orar y pedir perdón.

Ningún hombre puede perdonar pecados, sino Jesús sólo. '' Llamarás su nombre JESUS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados'' (Mateo 1:21).... ''Porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podemos ser salvos'' (Hechos 4"12). '' Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre;; (I Timoteo 2:5). No pude permanecer más en la Iglesia Catálica Romana porque no podía servir a dos maestros, al papa y a Cristo. No podía creer en dos enseñanzas contradictorias: la tradición y la biblia. Tuve que escoger entre Cristo y el papa; entre la entre la tradición y la biblia. He escogido a Jesús y la Biblia.

Dejé el sacerdocio romano y la religión romana en 1944, y ahora soy dirigido por el Espíritu Santo a evangelizar a los católicos romanos y a pedir a los cristianos que testifiquen ante ellos sin temor el nombre de Cristo.

Por Rev. JOSEPH ZACCHELLO

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Espíritu del Señor
obró en este hombre porque se permitió dudar de la ICAR. Pero hay tal dureza de corazón en el pueblo del mundo católico, que prefieren morir antes que descreer a su iglesia, qué eternidad les espera.